Abbott ha anunciado que la adquisición de St. Jude Medical se ha completado por 25.000 millones de dólares (más de 22.000 millones de euros). De esta manera, la compañía de componentes tecnológicos médicos se integra en el gigante farmacéutico y sus acciones dejarán de cotizar en la Bolsa de Nueva York.
La operación llevaba fraguándose desde hace ocho meses, a la espera de que los reguladores de la competencia le diesen el visto bueno. Para conseguir su beneplácito, Abbott y St. Jude han tenido que desprenderse de dos de sus productos médicos utilizados en procedimientos cardiovasculares: el dispositivo de cierre vascular de St. Jude y el catéter de diagnóstico orientable de Abbott. Ambos se han traspasado a la japonesa Terumo por algo más de un millón de euros.
Según el acuerdo, los accionistas de St. Jude obtendrán 46,75 dólares en efectivo y 0,87 títulos de Abbott por cada una de sus acciones. Se calcula que el valor total gira en torno a los 85 dólares por título, frente a los 60 dólares por los que cotizaba St. Jude antes de que se anunciara el acuerdo. Teniendo en cuenta los cálculos de la empresa, Abbott habrá recuperado sus pérdidas en el primer año.
Lo que no se sabe aún es qué pasará con los 18.000 trabajadores que St. Jude emplea en todo el mundo, que se suman a los 74.000 de Abbott. El pasado año, la compañía tecnológica facturó 5.500 millones de dólares en ventas de dispositivos médicos avanzados, incluyendo su artículo estrella: el desfibrilador implantable, que generó 1.600 millones de dólares.
Esta ‘herencia’ que ahora recibe Abbott llega envenenada, después de que la firma de investigación contra el fraude Muddy Waters Research denunciase que estos desfibriladores estaban entre los productos vulnerables a la piratería informática. De confirmarse, podría provocar su retirada del mercado. Por eso, St. Jude demandó a Muddy Waters por difamación, defendiendo su labor en ciberseguridad, una batalla legal que ahora pasa a manos de Abbott.
Objetivo: competir con Medtronic
La absorción llega dos años después de que una de las grandes competidoras de St. Jude, el gigante Medtronic PLC, comprase a la irlandesa Covidien por 40.000 millones de euros y trasladase su sede ejecutiva a Dublín. Medtronic daba entonces un golpe de timón ampliando su tamaño y alcance en la venta de productos sanitarios. Ahora Abbott le ha devuelto el guante.
Es más, en la cartera de productos de St. Jude hay dispositivos de alta tecnología para reparar el corazón y los vasos sanguíneos y para tratar el dolor crónico, un listado que podría dar un buen impulso a Abbott frente a Medtronic y otros fuertes competidores como Boston Scientific. Por otra parte, se espera que la adquisición sirva para que la línea de productos de St. Jude se amplíe y mejore en calidad-precio para ampliar su cuota de mercado.