El pasado 18 de octubre Almirall anunciaba un plan de reestructuración en España que afectaría a 121 de sus empleados, con el fin, según reza el comunicado de la propia empresa, de apoyar los nuevos motores de la compañía. Apenas un mes después, los resultados de la compañía revelan un beneficio neto de 103 millones de euros alcanzada entre enero y septiembre, una cifra que aumenta en un 41,2% con respecto al mismo periodo del año anterior. Los resultados llegan en plena negociación de del ERE con el que Almirall quiere despedir a uno de cada diez empleados en de sus sedes en Barcelona, Sant Felliu, Sant Andreu de la Barca, así como de sus plantas químicas ubicadas en Ranke, Sant Celoni y Sant Andreu de la Barca.
En los primeros nueve meses de este ejercicio, la farmacéutica catalana ha ingresado un 6,7% más con respecto a 2015, llegando a los 635,6 millones de euros. El resultado bruto de explotación (Ebitda) se situó en 183,8 millones de euros, un 6,5% más. Eduardo Sanchiz, consejero delegado de Almirall, ha anunciado que “hemos logrado en lo que va de año unos sólidos resultados financieros que nos mantienen en línea para alcanzar nuestras previsiones financieras anuales”. Previsiones que no parecen ser lo suficientemente buenas como para detener el proceso de regulación de empleo que dejará hasta a 121 personas en la calle.
Si nada lo impide el ERE seguirá adelante, con el fin de que Almirall pueda continuar con su plan de reestructuración que, en parte, permita a la compañía catalana redirigir sus esfuerzos hacia su negocio dermatológico, que creció un 29,8% tras la acogida de dos de sus productos: Veltin y Altabax. Además, tal y como comunicó a la CNMV busca desarrollar hasta cuatro productos, así, como organizar el lanzamiento de otros tratamientos.