La farmacéutica portuguesa Bial ha vendido a la alemana Roxall su división de inmunoterapia alérgica, conocida como Bial Aristegui, especializada en el desarrollo, producción y comercialización de vacunas antialérgicas y medios de diagnóstico para alergias. En esta unidad está incluida la planta industrial de I+D localizada en el Parque Tecnológico de Bizkaia, próximo a Bilbao. En ella trabajan unas 100 personas que serán integradas en Roxall, según ha informado la compañía lusa en un comunicado.
La operación también afecta a las áreas comerciales dedicadas a la alergología localizadas en España, Portugal e Italia, que en 2016 representaron el 7% de la facturación global de Bial. A partir de ahora toda la actividad relacionada con investigación estará concentrada en Portugal. Eso sí, la empresa ha asegurado que conservará su unidad de negocio de medicamentos en nuestro país.
Esta operación permitirá a Bial concentrar su actividad en la I+D de nuevos medicamentos para la epilepsia, el Parkinson y otras dolencias que afecten al sistema nervioso central y al cardiovascular. También dará prioridad a su expansión internacional, reforzando su actividad a través de sus filiales en España, Alemania, Reino Unido e Italia.
Casi veinte años de historia
Bial aterrizó en el País Vasco en 1998, tras adquirir Ifidesa Aristegui, una marca bilbaína dedicada a la inmunoterapia alérgica. Para potenciar su trabajo, construyó una enorme planta de producción de productos y de I+D en el Parque Tecnológico de Bizkaia que se inauguró en 2012 y en la que se invirtieron inicialmente 12 millones de euros.
Ahora la portuguesa intenta dar una vuelta de tuerca a su estrategia de negocio dejando a un lado el área de inmunoterapias alérgicas y centrándose en explotar y mejorar sus productos estrella para epilepsia y Parkinson (Zebinix y Ongentix). El objetivo es el de ampliar mercado con una mayor especialización.
La portuguesa también necesita pasar página tras el incidente ocurrido hace ahora un año con un paciente que falleció tras participar en uno de sus ensayos clínicos remunerados. En concreto, se estaba experimentando un nuevo analgésico desde los laboratorios Biotrial por cuenta de Bial en Rennes (Francia). El paciente sufrió lesiones cerebrales muy graves que le provocaron la muerte varios días después de recibir el nuevo tratamiento.