Sin lugar a dudas la herencia empresarial que deja Víctor Grifols Roura a su hijo (Víctor) y a su hermano (Raimon) no es la que habrían esperado años atrás. Si bien es cierto que la empresa continua en pleno proceso de crecimiento y expansión internacional, su nivel de endeudamiento parece seguir los mismos derroteros, que cerrará 2016 (salvo movimientos de última hora) con 3.810 millones de deuda.
Si bien es cierto que la compañía ha comunicado que tiene previsto refinanciar su deuda en el primer trimestre de 2017, y es que el el objetivo que se ha marcado Grifols es acercarse a las condiciones conseguidas del banco Nomura en el crédito de 1.615 millones que ha obtenido para la adquisición de Hologic con un plazo a 7 años.
Por otra parte, Víctor Grifols deja la compañía en manos de su hijo tras potenciar el proceso de expansión internacional, del que forma parte el plan de inversiones que hizo público el pasado mes de marzo y que contempla una inversión de 360 millones de dólares en cuatro plantas nuevas, dos de ellas en Estados Unidos, donde la compañía está realizando compras de gran montante económico. Algo que está descuidando en España, donde la inversión es mucho más reducida, de hecho, el proceso de deslocalización de la compañía catalana ha sido una de las decisiones más polémicas del antiguo presidente de la farmacéutica.
Sin ir más lejos, la compañía con sede en Barcelona, trasladó una nueva fábrica a Irlanda, de la misma forma que inauguró en Dublín su centro mundial de operaciones de Bioscience en el que invirtió una suma cercana a los 100 millones de dólares, aprovechando las ventajas fiscales de la compañía en Irlanda.
El próximo día 1 de enero, será el día en el que Víctor Grifols Jr. y Raimon Grifols pasen a compartir el cargo de consejero delegado que deja el actual presidente de la farmacéutica, que continuará como presidente del consejo de administración.